Detalles del proyecto
Resumen
La relación entre Literatura y Psicoanálisis ofrece posibilidades de investigación en las que la palabra del sujeto se produce como efecto de la interrogación o división subjetiva, condición que resulta fundamental para producir una verdad al margen de la prueba objetiva propia del interés jurídico y que toma a su servicio las herramientas de la medición psicológica. La palabra del sujeto es insustituible y es la posibilidad para producir un sentido sobre el crimen. Este aspecto resulta primordial para el sujeto pues le permite asumir una posición y optar por construir un modo de responder ante lo que hizo.
Estar advertidos sobre la manera en que la subjetividad apela al sentido resulta de vital importancia a los procesos tanto judiciales como a los peritajes de carácter psicológico. Es innegable que la verdad perseguida por el fiscal es de carácter probatorio y la utiliza para atribuir un acto a un agente. En esta línea, lo que cuenta es si cierto individuo cometió un delito, y las condiciones en que se llevó a cabo, esto con el fin de identificar los móviles o las intenciones que lo hicieron posible. Así, el discurso de otros órdenes del saber se pone al servicio de lo jurídico y apoya o no, según la situación, la atribución del hecho y cierta carga de intencionalidad que permita adjudicarle un motivo a quien lo llevó a cabo. Según el resultado del proceso el juez emite una sentencia con la que sanciona el modo en que el acusado ha de pagar a la sociedad por el acto cometido. Entonces dar con el agente del crimen y dar cuenta de indicadores de la intensidad afectiva con que lo realizó constituye, en términos generales, los recursos con los que se decide la penalización para el sujeto. Pena que difícilmente coincide con lo que el sujeto considera es aquello por lo debe pagar.
Lo que en esta investigación se quiere poner en evidencia es que el sujeto tiene en su estructura subjetiva, algo que provisoriamente podría llamarse "su propio estrado judicial", que le exige el sentido de su acto. Es decir, lo que significa para él aquello que hizo y específicamente la verdad subjetiva de a quién y por qué hizo objeto de su obrar transgresor. Esto permite retomar la pregunta que funge de antecedente de investigación y de la cual la presente propuesta pretende una continuidad. En una investigación previa se trataba de interrogar ¿por qué no hay nada más humano que el crimen? (Convocatoria interna UNAB 2014-2015). Esta cuestión ha permitido analizar el crimen como un asunto netamente humano e introducir en ello el valor simbólico que adquieren los actos humanos por estar inscritos en las lógicas de la cultura, para las cuales el crimen no es una excepción, contrario a lo que afirman perspectivas basadas en la biología o las neurociencias que definen el crimen como efecto de un desorden biológico o neurológico, y no como un acto con sentido movido por una intención que aunque no es muy clara para el sujeto no se la puede soslayar.
Reducir el crimen a la consecuencia de un desorden neurológico acentúa la calificación del criminal como enfermo y lo desplaza de su estatuto de sujeto. El enfermo por su condición es despojado de la capacidad de responder, mientras que al sujeto la inevitable angustia por lo que hizo lo mueve a producir una respuesta en tanto sentido, es decir, como deseo de hacerse responsable, de hacerse a una ética. La relevancia de este aspecto tiene que ver con que en algunos casos, en los que el sujeto que no ha podido elaborar el sentido de su acto, es conducido a realizar una transgresión mayor por la que pueda verse severamente castigado y así enlazar su culpa a algo que para él resulte más duramente sancionable y más acorde con lo que siente.
Es importante notar este aspecto como causal subjetivo de reincidencia y ahondar en los modos en que la literatura los narra en tanto propios de la relación del sujeto con la ley. Esto con el fin de formalizar elementos que puedan aportar al proceso de formación de profesionales en el ámbito terapéutico así como el de quienes apoyan el trabajo en el contexto judicial. En este orden, la presente investigación se centra en el análisis de tres obras literarias que permitan no sólo dar cuenta y continuar orientados por la pregunta de ¿por qué no hay nada más humano que el crimen?, sino introducir una nueva interrogación por el sentido, esto con respecto a la subjetivación del acto criminal y es ¿a quién mata el asesino? Esta pregunta orienta una hipótesis de trabajo en la que el crimen en la adolescencia constituye en el sujeto una respuesta al encuentro con lo real, es decir, aquello que le resulta una experiencia insoportable.
Con esta investigación se pretende producir elementos que permitan debatir los prejuicios científicos con los que actualmente se orienta el modo en que se concibe tanto al adolescente como al crimen y al criminal. En términos generales los causales del crimen se reparten entre cuestiones de carácter sociológico como la pobreza, la desigualdad, y los motivos de carácter biológico como los desórdenes neurológicos y de trastornos mentales. Lo que aquí se propone es que en medio de tales supuestas determinaciones está el sujeto y que a pesar de las circunstancias en que habita, su modo singular de sufrir y de gozar cuenta con él y lo implica en lo que hace. El crimen no es una respuesta instintiva, es un acto con sentido que se inscribe en las lógicas de la relación que el sujeto establece con la ley. Por eso resulta difícil sumarse a las propuestas preventivas e higienistas que pretenden con exámenes neuro- psicológicos y comportamentales identificar niños que en el futuro serán posibles criminales. Por tal razón, resulta necesario realizar este tipo de investigaciones que permiten la producción rigurosa de argumentos que interroguen el primado neurocientífico que, financiado por la industria farmacéutica, se postula como el paradigma de la ciencia contemporánea.
La presente propuesta implica un trabajo desde diversas disciplinas a partir de las cuales sea analizada la pregunta sobre el sentido del crimen en los adolescentes, sin perder de vista que no hay "El adolescente", como categoría general, sino que cada uno en su singularidad es un caso que debe ser tratado como único. Por eso se tomarán las obras literarias con el rigor de un caso para poder contrastar los conceptos que desde el psicoanálisis, la literatura, la psicología y lo jurídico, visto desde la ciencia política, permitan discutir y producir nuevos modos de entender el fenómeno del crimen a partir de los cuestionamientos de los que se ocupa esta investigación. Eso hace importante que el equipo que llevará a cabo este trabajo aporte desde su ámbito disciplinar una perspectiva que entre en diálogo con las demás. Es así que el investigador principal desde el psicoanálisis se orienta desde la noción de sujeto del inconsciente, el sujeto criminal, y la relación entre subjetividad y adolescencia. También se cuenta con una investigadora en literatura quien aporta elementos fundamentales para el análisis de las obras y su lectura en tanto discursos que testimonian las particularidades de nuestra cultura. Conforma además el equipo de trabajo una psicóloga que investiga acerca de los jóvenes, quien aporta elementos para debatir la cuestión de la adolescencia y su relación con el desarrollo; de igual modo, se suma al proyecto un estudiante de maestría en Ciencias políticas de la UNAB quien aportará el análisis de la perspectiva jurídica con la que en Colombia se define y trata en términos legales al adolescente criminal.
En este orden de ideas si se entiende la literatura como testimonio de una colectividad es porque la verdad que propone no tiene intereses tecno-científicos ni jurídicos y al estar al margen de esa oficialidad discursiva permite acercarse o dar cuenta de una verdad de carácter subjetivo que por su misma condición merece ser tratada como objeto de estudio, ser tratada con interés científico. En esta vía las obras que constituyen el corpus que se pretende analizar son "Rencor" del escritor colombiano Oscar Collazos, "Rosario tijeras" y "El mundo de afuera" del también colombiano Jorge Franco, Cobro de sangre de Mario Mendoza. Los criterios fundamentales para la elección de las obras es que son novelas colombianas contemporáneas, sus personajes son adolescentes envueltos en hechos criminales que testimonian una interrogación sobre su acto. Sin embargo, el corpus es tentativo en el sentido de que si a lo largo del trabajo se descubre otra novela que cumpla con los criterios antes mencionados y que permita trabajar los intereses de la investigación, será vinculada al corpus. Por ahora son estas las que constituyen el objeto de estudio.
Estar advertidos sobre la manera en que la subjetividad apela al sentido resulta de vital importancia a los procesos tanto judiciales como a los peritajes de carácter psicológico. Es innegable que la verdad perseguida por el fiscal es de carácter probatorio y la utiliza para atribuir un acto a un agente. En esta línea, lo que cuenta es si cierto individuo cometió un delito, y las condiciones en que se llevó a cabo, esto con el fin de identificar los móviles o las intenciones que lo hicieron posible. Así, el discurso de otros órdenes del saber se pone al servicio de lo jurídico y apoya o no, según la situación, la atribución del hecho y cierta carga de intencionalidad que permita adjudicarle un motivo a quien lo llevó a cabo. Según el resultado del proceso el juez emite una sentencia con la que sanciona el modo en que el acusado ha de pagar a la sociedad por el acto cometido. Entonces dar con el agente del crimen y dar cuenta de indicadores de la intensidad afectiva con que lo realizó constituye, en términos generales, los recursos con los que se decide la penalización para el sujeto. Pena que difícilmente coincide con lo que el sujeto considera es aquello por lo debe pagar.
Lo que en esta investigación se quiere poner en evidencia es que el sujeto tiene en su estructura subjetiva, algo que provisoriamente podría llamarse "su propio estrado judicial", que le exige el sentido de su acto. Es decir, lo que significa para él aquello que hizo y específicamente la verdad subjetiva de a quién y por qué hizo objeto de su obrar transgresor. Esto permite retomar la pregunta que funge de antecedente de investigación y de la cual la presente propuesta pretende una continuidad. En una investigación previa se trataba de interrogar ¿por qué no hay nada más humano que el crimen? (Convocatoria interna UNAB 2014-2015). Esta cuestión ha permitido analizar el crimen como un asunto netamente humano e introducir en ello el valor simbólico que adquieren los actos humanos por estar inscritos en las lógicas de la cultura, para las cuales el crimen no es una excepción, contrario a lo que afirman perspectivas basadas en la biología o las neurociencias que definen el crimen como efecto de un desorden biológico o neurológico, y no como un acto con sentido movido por una intención que aunque no es muy clara para el sujeto no se la puede soslayar.
Reducir el crimen a la consecuencia de un desorden neurológico acentúa la calificación del criminal como enfermo y lo desplaza de su estatuto de sujeto. El enfermo por su condición es despojado de la capacidad de responder, mientras que al sujeto la inevitable angustia por lo que hizo lo mueve a producir una respuesta en tanto sentido, es decir, como deseo de hacerse responsable, de hacerse a una ética. La relevancia de este aspecto tiene que ver con que en algunos casos, en los que el sujeto que no ha podido elaborar el sentido de su acto, es conducido a realizar una transgresión mayor por la que pueda verse severamente castigado y así enlazar su culpa a algo que para él resulte más duramente sancionable y más acorde con lo que siente.
Es importante notar este aspecto como causal subjetivo de reincidencia y ahondar en los modos en que la literatura los narra en tanto propios de la relación del sujeto con la ley. Esto con el fin de formalizar elementos que puedan aportar al proceso de formación de profesionales en el ámbito terapéutico así como el de quienes apoyan el trabajo en el contexto judicial. En este orden, la presente investigación se centra en el análisis de tres obras literarias que permitan no sólo dar cuenta y continuar orientados por la pregunta de ¿por qué no hay nada más humano que el crimen?, sino introducir una nueva interrogación por el sentido, esto con respecto a la subjetivación del acto criminal y es ¿a quién mata el asesino? Esta pregunta orienta una hipótesis de trabajo en la que el crimen en la adolescencia constituye en el sujeto una respuesta al encuentro con lo real, es decir, aquello que le resulta una experiencia insoportable.
Con esta investigación se pretende producir elementos que permitan debatir los prejuicios científicos con los que actualmente se orienta el modo en que se concibe tanto al adolescente como al crimen y al criminal. En términos generales los causales del crimen se reparten entre cuestiones de carácter sociológico como la pobreza, la desigualdad, y los motivos de carácter biológico como los desórdenes neurológicos y de trastornos mentales. Lo que aquí se propone es que en medio de tales supuestas determinaciones está el sujeto y que a pesar de las circunstancias en que habita, su modo singular de sufrir y de gozar cuenta con él y lo implica en lo que hace. El crimen no es una respuesta instintiva, es un acto con sentido que se inscribe en las lógicas de la relación que el sujeto establece con la ley. Por eso resulta difícil sumarse a las propuestas preventivas e higienistas que pretenden con exámenes neuro- psicológicos y comportamentales identificar niños que en el futuro serán posibles criminales. Por tal razón, resulta necesario realizar este tipo de investigaciones que permiten la producción rigurosa de argumentos que interroguen el primado neurocientífico que, financiado por la industria farmacéutica, se postula como el paradigma de la ciencia contemporánea.
La presente propuesta implica un trabajo desde diversas disciplinas a partir de las cuales sea analizada la pregunta sobre el sentido del crimen en los adolescentes, sin perder de vista que no hay "El adolescente", como categoría general, sino que cada uno en su singularidad es un caso que debe ser tratado como único. Por eso se tomarán las obras literarias con el rigor de un caso para poder contrastar los conceptos que desde el psicoanálisis, la literatura, la psicología y lo jurídico, visto desde la ciencia política, permitan discutir y producir nuevos modos de entender el fenómeno del crimen a partir de los cuestionamientos de los que se ocupa esta investigación. Eso hace importante que el equipo que llevará a cabo este trabajo aporte desde su ámbito disciplinar una perspectiva que entre en diálogo con las demás. Es así que el investigador principal desde el psicoanálisis se orienta desde la noción de sujeto del inconsciente, el sujeto criminal, y la relación entre subjetividad y adolescencia. También se cuenta con una investigadora en literatura quien aporta elementos fundamentales para el análisis de las obras y su lectura en tanto discursos que testimonian las particularidades de nuestra cultura. Conforma además el equipo de trabajo una psicóloga que investiga acerca de los jóvenes, quien aporta elementos para debatir la cuestión de la adolescencia y su relación con el desarrollo; de igual modo, se suma al proyecto un estudiante de maestría en Ciencias políticas de la UNAB quien aportará el análisis de la perspectiva jurídica con la que en Colombia se define y trata en términos legales al adolescente criminal.
En este orden de ideas si se entiende la literatura como testimonio de una colectividad es porque la verdad que propone no tiene intereses tecno-científicos ni jurídicos y al estar al margen de esa oficialidad discursiva permite acercarse o dar cuenta de una verdad de carácter subjetivo que por su misma condición merece ser tratada como objeto de estudio, ser tratada con interés científico. En esta vía las obras que constituyen el corpus que se pretende analizar son "Rencor" del escritor colombiano Oscar Collazos, "Rosario tijeras" y "El mundo de afuera" del también colombiano Jorge Franco, Cobro de sangre de Mario Mendoza. Los criterios fundamentales para la elección de las obras es que son novelas colombianas contemporáneas, sus personajes son adolescentes envueltos en hechos criminales que testimonian una interrogación sobre su acto. Sin embargo, el corpus es tentativo en el sentido de que si a lo largo del trabajo se descubre otra novela que cumpla con los criterios antes mencionados y que permita trabajar los intereses de la investigación, será vinculada al corpus. Por ahora son estas las que constituyen el objeto de estudio.
Objetivo General
Identificar la toma de posición que ante el acto criminal señalan los personajes adolescentes de las novelas del corpus propuesto, a través del análisis de sus enunciados con el objeto de configurar el sentido del crimen como efecto de la responsabilidad subjetiva.
Objetivos Específicos
* Conceptualizar la relación adolescencia-crimen, subjetividad-responsabilidad a fin de formalizar un conjunto de categorías que orienten el análisis de las obras literarias.
* Formular el debate sobre la adolescencia entre las perspectivas que la definen como una etapa biológica y la noción de adolescencia como momento lógico subjetivo propuesto por el psicoanálisis.
* Evidenciar el valor investigativo, crítico y de formación del conocimiento que representa la literatura como elemento testimonial en relación con la adolescencia y el crimen.
* Describir la manera en que el sistema jurídico Colombiano asume la noción de adolescencia y su relación con la criminalidad con el fin de analizar las implicaciones socio jurídicas que representa excluir la subjetividad respecto al fenómeno del crimen en adolescentes.
* Formular el debate sobre la adolescencia entre las perspectivas que la definen como una etapa biológica y la noción de adolescencia como momento lógico subjetivo propuesto por el psicoanálisis.
* Evidenciar el valor investigativo, crítico y de formación del conocimiento que representa la literatura como elemento testimonial en relación con la adolescencia y el crimen.
* Describir la manera en que el sistema jurídico Colombiano asume la noción de adolescencia y su relación con la criminalidad con el fin de analizar las implicaciones socio jurídicas que representa excluir la subjetividad respecto al fenómeno del crimen en adolescentes.
Estado | Finalizado |
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Fecha de inicio/Fecha fin | 19/09/16 → 30/06/17 |
Objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas
En 2015, los estados miembros de las Naciones Unidas acordaron 17 Objetivos de desarrollo sostenible (ODS) globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y garantizar la prosperidad para todos. Este proyecto contribuye al logro de los siguientes ODS:
Líneas de Investigación UNAB
- Psicoanálisis y cultura
- Ciudadanías, Subjetividades y Cultura de Paz
Estado
- En cierre
Objetivo Socioeconomico
- Salud
- Cultura, ocio, religión y medios de comunicación