Se han encontrado estudios realizados en Colombia que resaltan los efectos colaterales de las bebidas energizantes. Uno de estos, es el análisis de una población de estudiantes de Tunja en 2014 en el que se evidenció que los principales síntomas asociados con el consumo de estas bebidas son: Palpitaciones (29,1%), insomnio (23,9%), temblor (20,2%), cansancio (10,4%), reflujo (9,7%), náuseas (8,2%), irritabilidad (8,2%), sudor (8,2%), dolor abdominal (6,7%), sueño (6,7%), vómito (2,2%) (9) (Ospina-Diaz JM, Manrique-Abril FG y Barrera-sanchez LF, 2014). Tomando como base las investigaciones realizadas, el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), a partir de la disponibilidad de bebidas energizantes en el 2003, estableció en la resolución 4150 del 3 de noviembre de 2009 una serie de normas acordes al expendio de estos productos, que exige de una forma clara la categorización del producto, que esté dirigido exclusivamente a la población adulta, y que no se pueda hacer mención de acciones farmacológicas o de propiedades terapéuticas que engañen al consumidor. Por otra parte, se accedió al uso de componentes como gas carbonatado a máximo cinco volúmenes y nutrientes como vitaminas B1, B2, B5, B6, B12, niacina y vitamina C, calcio y magnesio en las bebidas energizantes (Sánchez et al., 2015).
Un aspecto importante a tratar es el consumo de bebidas energizantes mezcladas con bebidas alcohólicas. Se trata de un cóctel potencialmente peligroso que altera el comportamiento de patrones de consumo de bebidas energizantes, ya que se ha demostrado que estas retardan los efectos depresores del alcohol, debido a la acción de la cafeína que oprime el grado de intoxicación alcohólica, llevando a un mayor consumo (Johnson, Alford, Stewart, & Verster, 2016). Según un estudio realizado en Brasil, se demostró que el consumo de bebidas energizantes simultáneo a el consumo del alcohol, tiende a ocasionar efectos como cefalea, debilidad, sequedad bucal y una disminución en la percepción de la coordinación, siendo estas alteraciones mucho mayores a las presentadas en personas que solo consumen bebidas alcohólicas (Sánchez et al., 2015).
1. Evaluar entre los participantes en el estudio el nivel de consumo de bebidas energizantes
2. Identificar las razones del consumo de bebidas energizantes de los estudiantes encuestados.
3. Evaluar los cambios agudos en las varibles: frecuencia cardíaca, presión arterial, variabilidad cardíaca, y en la respuesta galvánica de la piel como consecuencia del consumo de bebidas energizantes