La práctica docente y de investigación en torno a la literatura colombiana contemporánea nos lleva a la convicción de que es necesario
generar permanentes reflexiones sobre el modo en el que los textos literarios, teóricos y críticos están sujetos a constantes cambios
que reconfiguran las formas en que la tradición literaria nacional ha consolidado su producción en lo que va del nuevo siglo. Esta
propuesta de investigación se constituye como la continuación de la investigación aprobada en las dos bienales que le anteceden:
Territorios del presente en la novela de crímenes colombiana de la primera década del siglo XXI (2017) y
Territorialidades y temporalidades en la literatura colombiana contemporánea: desaparición, desarraigo, migraciones (2020). Existen
varios propósitos que motivan continuar con nuestra investigación, de los cuales queremos destacar el de llamar la atención sobre la
necesidad de crear espacios para indagar sobre la posible relación entre literatura y realidad, es decir cómo en la literatura colombiana
se dan debates de la posmodernidad tales como la construcción de memoria histórica y la discusión sobre biopolítica.
Específicamente la línea de creación artística y narrativas nace en el contexto de los nuevos escenarios que surgen entre la creación
artística, la investigación-creación y la investigación científica. Partimos de entender el arte como una práctica de dimensiones políticas
en la medida de que se trata de un ejercicio de la libertad y de una expresión que se desenmarca de la estandarización del mundo. Es
decir que lo político no es propiamente una idea de la puesta en marcha de lo ideológico a través del arte sino, por el contrario, una
condición inherente al arte mismo en su experimentación, “en su vivencialidad, donde la pasividad del espectador se ve cuestionada
por la incursión del actor –o del activador de la obra (…)” (Arcos Palma, 2009, p. 146). La crítica literaria como proceso vivo es un claro testimonio de estas nuevas miradas a la literatura de nuestro país. Esta propuesta de investigación se interroga sobre las transformaciones que operan en la noción de territorialidad y de temporalidad, en tanto núcleos teóricos densos que construyen una
literatura colombiana específica. La noción misma de literatura colombiana y las estrategias que dieron paso a la constitución de un
posible canon hasta el siglo XX tuvieron una potente referencia a la experiencia de un territorio. Esa experiencia estuvo concebida a
partir de la idea de una identidad forjada sobre la sólida articulación entre varias nociones; de modo relevante, la idea de territo rio
gobierna una constelación semántica que reenvía a la compleja noción de sujeto cultural. Además de lo anterior, procuramos añadir a
este nuevo proyecto la resemantización de la noción de temporalidad o imaginar el mundo como tiempo. Estos ejes problemáticos
podrían sintetizarse en las siguientes preguntas que guiarán esta investigación:
Pregunta central: ¿Qué territorialidades y temporalidades operan en la construcción de una literatura colombiana contemporánea
cruzada por las nociones de memoria histórica y biopolítica?
Preguntas complementarias: ¿En qué medida la literatura colombiana contemporánea se puede considerar un elemento de
construcción de memoria histórica?, ¿Cómo se han afectado las nociones de territorialidad y temporalidad en la literatura co lombiana
ante los planteamientos de la biopolítica?
La memoria histórica, y su relación con la violencia, es uno de los temas más relevantes y más estudiados de la sociedad colombiana
desde la segunda mitad del siglo XX. Podría decirse que cada una de las distintas disciplinas de las Ciencias Humanas han intervenido
estos temas con miras a explicar este fenómeno. Desde los análisis sociológicos presentados por Orlando Fals Borda, Eduardo Umaña y
Germán Guzmán (2005), los históricos publicados por Eduardo Posada (2006) o Marco Palacio (2002) se ha intentado explicar el móvil y
las circunstancias de la violencia colombiana.
Por supuesto, los estudios literarios no han sido la excepción y han logrado darle protagonismo a una memoria que aprendió a contar
desde la dignidad de los derrotados, de los que luchan su propia guerra, pues como expresa Gonzalo Sánchez, “En toda guerra hay […]
diversas guerras entrelazadas” (Guerras, memoria e historia, 2006). La academia literaria ha investigado estos conceptos: memoria
histórica y violencia, con base en sus propias teorías y, esencialmente, realizando investigaciones interdisciplinares que toman estudios
de otras disciplinas, principalmente la sociología, la historiografía y la psicología.
En este sentido, los estudios se han alejado de postulados centrados solo en la obra, para darle un lugar de suma importancia a los
aspectos sociales y culturales que están inmersos en una obra literaria. La obra deja de estudiarse como un objeto inmanente, para
asumirse como un objeto cultural, social e histórico.
Además de lo anterior, en la actualidad, los estudios en humanidades y ciencias sociales se han consolidado como un cruce de caminos,
en el que confluyen discursos de diversas áreas que han afectado, de manera significativa, los modelos interpretati vos- hegemónicos
fijados por la teoría y la crítica literaria a lo largo del siglo XX y lo que va del siglo XXI. En esa línea, se ha generado una explosión de
estudios multidisciplinarios, con el propósito de replantear o transformar la crítica, la teoría y también, las formas de hacer historia
literaria. En ese cruce de entramados, la literatura ha tenido un lugar de enunciación privilegiado y determinante, ya que ha sido ella,
quien ha creado formas contemporáneas que revierten el binomio tiempo/espacio, para abrirse a una espacialidad atravesada por
afectos, cuerpos, biopolítica y su viraje hacia la biotecnología en su dimensión política, categorías centrales de esta propuesta.
Como nos dice Cardona (2019, p. 24): “Si bien el auge de estudios críticos y teóricos en torno a la espacialidad, los afectos, el cuerpo y
las emociones, no son nuevos para la literatura y la cultura de América Latina, ya que desde diferentes expresiones artística s y
culturales, se han manifestado; sí es evidente, la necesidad de e ncontrar nuevas formas de aproximarse e intersectar la literatura y la
cultura desde esas categorías, debido a que, en la mayoría de los casos, se han configurado como señales de procesos ideológi cos,
políticos y sociales, y no como respuestas a los discursos tradicionales de la modernidad occidental, para crear otros “espacios
epistémicos” (Moraña y Sánchez, 2012:15), teóricos y creativos, que permitan interrogar “una contemporaneidad que parece superar
cada día más los lenguajes que tenemos para discernirla”(Moraña y Sánchez, 2012: 12).
Ese precisamente ha sido el objetivo de este proyecto desde su conformación en 2017, el de proponer nuevas miradas críticas literarias
que superen el campo tradicional del estudio de la literatura colombiana y que se cuestione y a su vez dialogue con otros campos
epistemológico plurales. Espacios que nos permitan abrir nuevas tradiciones literarias y que nos acerquen a comprender los postulados
ideológicos que se ficcionalizan en la literatura.