Las condiciones de desigualdad social que se viven en Colombia ubican al país dentro de los 10 países más
desiguales del mundo (World Bank, 2018), evidencian que los programas sociales orientados a superar este fenómeno, no
cuentan con los recursos suficientes ni tienen la cobertura necesaria para crear condiciones de igualdad (Montero, García,
& Francesa, 2017). Variados estudios demuestran que los programas destinados a la reducción de la desigualdad social,
tradicionalmente han abordado el problema desde una perspectiva técnica e instrumental, desconociendo en gran medida
los contextos y los beneficiarios. Esta circunstancia ha dado origen a diversas críticas relativas a su baja relevancia, a su
limitado potencial para ofrecer respuesta estructural para reducir la enorme desigualdad social prevaleciente. Es muy
frecuente que los programas sociales se concentren en grupos poblacionales específicos como primera infancia, jóvenes y
adolescentes, adultos, adultos mayores o personas en condiciones de discapacidad, enfocándose en la mejora de
indicadores puntuales sin considerar el abordaje de problemáticas más generalizadas como, por ejemplo, el mejoramiento
integral de la calidad de vida o la reducción de la desigualdad social de manera sostenible e incluyente. Ahora bien, en
materia de sostenibilidad, estos programas dependen de las fuerzas políticas, económicas y sociales que determinan la
asignación de los recursos necesarios para soportarlos. Frente a estas dos circunstancias, la CEPAL reconoce que los países
de Latinoamérica no cuentan con políticas nacionales que propicien el desarrollo territorial equilibrado, sostenible e
incluyente (Buitelaar, Echeverri Perico, Silva Lira, & Riffo Pérez, 2015). Generalmente, los programas sociales cambian, se acaban o reorientan cuando la institucionalidad, los gobernantes o los intereses políticos se mueven rompiendo con
dinámicas o procesos comunitarios iniciados, dejando a los actores participantes del proceso con expectativas incumplidas
y grandes frustraciones.
Dado este panorama, en una fase previa de este proyecto, se ha diseñado un modelo de ecosistema de innovación
social con el propósito de ambientar un escenario comunitario propicio para el fortalecimiento de las capacidades
individuales y colectivas con la finalidad de lograr la mejora de la calidad de vida de los integrantes de dicha comunidad. En
esa primera fase se entendió qué es un ecosistema de innovación social, los tipos de ecosistemas existentes y los elementos
que los constituyen. El análisis desarrollado condujo al diseño de un modelo organizacional y de gobernanza de la gestión
comunitaria para la co-construcción de respuestas factibles que le apuntaran a atender las necesidades sociales de una
comunidad determinada y que tuvieran como fundamento conceptual y teórico, modelos de ecosistemas de innovación
social y modelos organizacionales viables para la gestión de sistemas complejos. Los resultados de esa primera fase ofrecen
un modelo de ecosistema que, bajo ciertas condiciones, responde a la problemática planteada y abre un camino
prometedor para impulsar las transformaciones necesarias para conseguir la reducción de la desigualdad social mediante
procesos de desarrollo comunitario endógeno en beneficio, fundamentalmente, de comunidades Base de la Pirámide (BoP).
Hacia el futuro, con la construcción y puesta en marcha de este ecosistema, que inició trabajos con la comunidad de la
Ciudadela Nuevo Girón en el Área Metropolitana de Bucaramanga, no solo se espera seguir aprendiendo y fortaleciendo su
actual esquema de organización y operación, sino también se espera poder aprovecharlo en favor de a otras comunidades
de la misma zona geográfica y que están interesadas en iniciar procesos de desarrollo de las mismas características. Por
eso, continuar la investigación acerca de ecosistemas de innovación social (tanto desde el plano teórico/conceptual como
en el experiencial) resulta indispensable para lograr su fortalecimiento.
A pesar de los ya visibles resultados alcanzados en las fases previas del proyecto y de los alcances que la literatura
señala se pueden lograr con el soporte de un ecosistema de innovación social al fomento procesos de desarrollo comunitario,
se reconoce, de conformidad con Sener & Schepers (2017), que, en países emergentes como Colombia, las percepciones
tradicionales de crecimiento y muchas fallas institucionales no permiten el uso eficiente del capital intelectual ni de las
capacidades económicas que se encuentran en esos ecosistemas para generar innovaciones en el ámbito económico o social.
Los enfoques hasta ahora usados se enfocan en los elementos estructurales y de organización de los ecosistemas y olvidan
tener en cuenta el trasfondo cultural específico donde estos se desarrollan. Se sabe por los estudios acerca de sistemas de
innovación regionales o por investigaciones iniciales, que las diferencias culturales si importan (Cooke & Rehfeld, 2011).
Entonces, uno de los retos venideros para la investigación en innovación social es ir más allá de estudiar factores conocidos
como los organizacionales o aquellos relacionados con el estado de bienestar de las personas participantes y más bien
centrarse en factores sociales y culturales específicos que influyen en el desarrollo de este tipo de innovaciones (Terstriep,
Rehfeld, & Kleverbeck, 2020). Dado este contexto, es evidente que se necesita mucha mas investigación para lograr cambiar
los tradicionales instrumentos de investigación y desarrollo que son aplicados en la conformación de ecosistemas de
innovación social porque resultan insuficientes e inefectivos para la incorporación en los elementos no tecnológicos de la
innovación social (Gretschmann & Schepers, 2016). La literatura reporta que la mayoría de iniciativas que intentan crear y
fortalecer los ecosistemas de innovación han fallado en alcanzar los impactos esperados o los resultados obtenidos son
mucho menos de los planeados (Rabelo & Bernus, 2015)
Así, resulta oportuno establecer un sistema de condiciones necesarias para la incorporación de elementos no
tecnológicos en la constitución de ecosistemas de innovación social efectivos con alcances transformadores que faciliten la
co-construcción de soluciones concretas con foco en el desarrollo sostenible de comunidades BoP. La existencia y buen
desarrollo de este sistema de condiciones intangibles en el ecosistema de innovación social son fundamentales para el buen
funcionamiento y sostenibilidad del mismo. La literatura ha señalado que algunas de las condiciones no tecnológicas
fundamentales necesarias son: (i) cumplimiento de la ley y la existencia de un sistema judicial independiente para favorecer
la confianza en el sistema político y en la asignación eficiente recursos públicos, (ii) capacidad de apertura y de colaboración
e interacción que los actores participantes están en condición de alcanzar para trabajar con una variedad de grupos de
interés, (iii) el grado de pensamiento auto-crítico, creativo y holístico, (iv)sistemas de gobernanza confiables y participativos
(Stighlitz, 2015).
Para el efecto, y desde la experiencia y resultados obtenidos en el desarrollo de proyectos de investigación con la
comunidad de la Ciudadela Nuevo Girón, se cuenta con un Modelo de Desarrollo Comunitario Endógeno, co-construido con los beneficiarios, que también evidencia la importancia de tales condiciones e incorpora otras. En efecto, el modelo se funda
en el desarrollo de capacidades comunitarias (desarrollo endógeno) para (i) la gestión jurídica y de políticas públicas, (ii)
gestionar la asociatividad con otros actores de la sociedad como una forma más efectiva de propiciar el desarrollo
comunitario, (iii) la transformación de la realidad personal y comunitaria mediante aprendizajes de segundo orden, (iv) la
gestión de un sistema de gobernanza comunitaria democrático y solidario, (v) el ejercicio y defensa de los derechos
ciudadanos y (vi) la construcción de una cultura comunitaria propia y acumulación de capital social.
Es de resaltar que el trabajo de co-construcción que hasta ahora se ha desarrollado se fundamenta sobre la
metodología de Investigación-acción participativa. Este tipo de aproximación metodológica propicia la integración del
conocimiento y la acción, haciendo partícipes a los protagonistas del proyecto en las actividades de este, característica que
es importante traer a colación dado que estas marcan diferencias con otras aproximaciones de corte cualitativo. En el
contexto donde se desarrolla el proyecto actual, la investigación-acción participativa tiene como fin que todos los actores
involucrados con la iniciativa de desarrollo comunitario endógeno puedan conocer, analizar y comprender la realidad en
donde los procesos se desarrollan, puedan construir y ejecutar planes de acción conjuntos y en caso de necesitarse, puedan
redimensionar, reorientar o replantear nuevas acciones en atención a las reflexiones que el conjunto de actores hace de los
procesos. Esta aproximación metodológica será ampliada en la sección que detalla la metodología de investigación y en
esta, se explica las fases que se siguen para su ejecución en el contexto del proyecto.