Pregunta de investigación
Ante la debilidad del sistema de asistencia y protección en Colombia pueden surgir un conjunto de
interrogantes sobre las situaciones que enfrentan las personas que sobreviven a la trata: ¿cómo
ocurre su regreso al lugar de origen y su reintegración en la sociedad?, ¿a qué problemas se
enfrenta y cómo los soluciona?, ¿de qué recursos se vale para reconstituir su vida?, ¿a quienes
recurre en busca de apoyo?, ¿qué actores sociales e institucionales le brindan el apoyo que
necesita?, ¿cómo valoran las personas sobrevivientes dicho apoyo?
Para responder a estas preguntas, la presente investigación quiere focalizarse de manera
preponderante en la trayectoria vital de una mujer santandereana que fue víctima de la trata con
fines de explotación sexual en 2016. La pregunta general a responder puede resumirse de la siguiente manera: ¿cómo continúa su vida una víctima de trata de personas en el marco del
sistema institucionalizado de atención y protección a víctimas y fuera del mismo?
Justificación
En décadas recientes, un conjunto de cuestiones han catapultado a la trata de personas como un
problema social de gran importancia. El reconocimiento de esta actividad como un problema
global, la distinción entre el tráfico irregular de migrantes y la trata de personas, así como el interés
de los medios de comunicación han contribuido a esta tendencia (Miller & Wasileski, 2011). La
opinión pública ha empezado a mostrar interés y preocupación especialmente a partir de la
divulgación de casos de explotación sexual de mujeres y niños (Okech et al., 2012). La creciente
relevancia de este problema se ha traducido no solo en el campo de las políticas públicas, sino
también en un aumento de la investigación científica.
No obstante, persisten grandes lagunas en la investigación científica sobre la trata de personas.
Una de ellas está relacionada con la caracterización de las personas sobrevivientes y de sus
experiencias vitales. Debido a que éste no ha sido un campo de estudio prioritario hasta el
momento, la imagen que se tiene actualmente de las personas sobrevivientes es parcial e
incompleta. Como un efecto de esta situación, la lucha contra este delito ha recurrido con
frecuencia a la difusión de “historias de horror” que provienen de fuentes secundarias, y que no
son reportadas directamente por los sobrevivientes (Snajdr, 2013). Este hecho le resta agencia a las
personas afectadas por la trata (Haynes, 2014), a la vez que termina por presentarlas de una
manera estereotípica, como “víctimas”. Los estereotipos sobre las “víctimas” incluyen temas de
naturaleza binaria, y símbolos fácilmente interpretables en términos de moralidad o inmoralidad,
de maldad e indefensión (Snajdr, 2013). En dichas descripciones las “víctimas” son presentadas
como sujetos pasivos, débiles e impotentes, carentes de responsabilidad y libre albedrío,
completamente en manos de los traficantes (Lindholm, Börjesson, & Cederborg, 2014). La atención
sobre los peores escenarios y los casos más dramáticos ha terminado por descuidar los detalles
propios de las situaciones locales en los que ocurre la trata (Snajdr, 2013), así como la complejidad
de las experiencias vividas por los sobrevivientes, o la multiplicidad de identidades que pueden
desplegar (Lindholm et al., 2014). Por lo demás, la investigación se ha interesado poco por las
historias que se desarrollan después de la trata, y por las formas como las personas reconstruyen
su vida a medida que dejan atrás el cautiverio y la explotación.
Así pues, se requieren estudios que permitan abordar la experiencia después de la trata en su
complejidad, reconociendo las dinámicas, procesos y fenómenos que se presentan a medida que,
atravesando trayectorias vitales específicas, las personas se relacionan con instituciones, grupos y
personas que les ofrecen ayuda, afecto, asistencia y protección (o que, por el contrario,
contribuyen a su estigmatización y re‐victimización). La relevancia de la información obtenida
mediante este tipo de estudios ha sido planteada de la siguiente manera por Surtees (2007):
“las víctimas a menudo tienen una idea clara de sus necesidades y de cómo los procesos y
procedimientos pueden mejorarse para una más adecuada satisfacción de sus
necesidades. Incluir víctimas en las discusiones sobre sus necesidades, así como buscar su
contribución en términos del diseño e implementación de las intervenciones puede servir
para garantizar que las mismas (…) estén centradas en las víctimas y se basen en las
realidades vividas de las personas que se pretende apoyar y asistir. Los sistemas de
intervención y asistencia que son diseñados, implementados y ajustados de una manera
participativa son más efectivos, eficientes y finalmente, más humanistas.” (p. 15)
Recuperar la voz de las personas sobrevivientes puede ser de suma importancia en la evaluación y
el diseño de las medidas de atención y protección. Lo anterior, es especialmente cierto para el caso
de aquellas áreas de la vida de las sobrevivientes que no alcanzan a ser trabajados, bien sea por
falta de recursos o por falta de conocimiento sobre su existencia e importancia para la intervención
social. La propuesta busca ofrecer una mirada comprensiva de este fenómeno que es en buena
medida desconocido.
Investigaciones como las que aquí se proponen pueden contribuir a una amplia comprensión de las
problemáticas, los retos y las oportunidades vividas por los sobrevivientes, ofreciendo nuevos
fundamentos para diseñar, evaluar y/o reformular las estrategias de asistencia y protección que se
ofrecen desde las administraciones y las organizaciones no gubernamentales. Por esta vía, un
estudio como el propuesto puede aumentar la capacidad de los actores institucionales para
entender su rol profesional tanto en la prevención, como en la identificación y asistencia a las
víctimas (Álvarez & Alessi, 2012).
Estudiar la perspectiva de la persona que ha vivenciado la trata resulta fundamental para fortalecer
el dispositivo de asistencia a víctimas de trata en el departamento de Santander y arrojará
conocimiento que permita complementar los hallazgos hechos por parte del equipo proponente
de esta investigación con el proyecto en curso denominado “Sentipensar la trata: investigación
participativa sobre la asistencia a víctimas de trata de personas en Santander”, el cual logró
reconstruir cinco casos de trata de personas desde la voz de los funcionarios que interactuaron con
las víctimas.