La economía mundial se encuentra hiperglobalizada (United Nations conference on trade and development [UNCTAD], 2021) lo cual se traduce en una fuerte conexión entre países en materia de comercio y finanzas (Banco Interamericano de Desarrollo [BID], 2016). Bajo este contexto la internacionalización se ha convertido en un fenómeno que las empresas no pueden pasar por alto. De hecho, es una recomendación recurrente por parte de los hacedores de política, en especial en países emergentes, para que las firmas mejoren su desempeño.
Sin embargo, aunque teóricamente existe un vínculo entre internacionalización y desempeño, la investigación empírica alrededor del tema ha sido calificada como inconclusa (Tallman y Li, 1996), contradictoria (Contractor, 2007) e incluso decepcionante (Hennart, 2007). Ante esta realidad los estudios en este campo han evolucionado de la idea de establecer una relación universal a la búsqueda de variables moderadoras que resulten significativas al momento de explicar cómo la internacionalización influye en el desempeño en un contexto dado (Bausch y Krist, 2007; Marano et. al., 2016).
No obstante, las características de la industria han sido poco estudiadas en el análisis de la relación internacionalización-desempeño, aun cuando esta incorporación resulta consistente con lo planteado por la teoría de la contingencia, la teoría económica de la empresa y la dirección estratégica, y además ha sido sugerida por diversos autores (Elango, 2006; Miller et al., 2016; Schulze et al., 2016) como tema de importancia. La mayoría de los estudios que han incluido la industria lo hacen para controlar el efecto sobre el desempeño mediante variables dicotómicas, pero no se enfocan en el rol moderador que sus características pueden tener en la relación con la internacionalización.
Adicionalmente, si bien la literatura que estudia el efecto moderador del país de origen viene tomando relevancia, en especial la relacionada con el ambiente institucional (Geleilate, et al., 2016; Marano, et al., 2016), aún es escasa la que se enfoca en el efecto de la región específica donde se ubica la empresa dentro de un país. El rol que juegan las diferencias regionales, al interior de una nación, sobre la relación internacionalización-desempeño es un tema muy poco explorado (Feng et al., 2019). Estas diferencias pueden provenir del entorno macroeconómico propio de cada territorio o de su ambiente institucional, los cuales pueden ser sumamente heterogéneos dentro de un mismo país.
Por otra parte, las investigaciones que si han estudiado como variables moderadoras el contexto asociado a la industria y al país de origen no lo han hecho de manera simultánea, es decir, por lo general suelen centrar su atención en el efecto de uno e ignorar el otro. Además, muchos de estos estudios han analizado empresas de economías avanzadas, lo que puede sesgar algunos de los resultados dado que tales empresas tienden a tener ventajas particulares propias de su entorno que respaldan su internacionalización en contraste con lo que se podría suponer que pasaría con las firmas de economías emergentes (Cuervo-Cazurra, et al., 2018).
Este contraste se fundamenta en que las economías emergentes se diferencian de las desarrolladas en dos aspectos importantes: 1) una mayor volatilidad en sus tasas de crecimiento económico, y 2) una mayor influencia de la sociedad y el gobierno sobre la estrategia empresarial debido a la debilidad institucional y el arraigo cultural (Elango, 2006).
Colombia, como país emergente, cuenta con características que lo convierten en un objeto de estudio interesante. Primero, la literatura alrededor de la relación internacionalización-desempeño en empresas colombianas es prácticamente inexistente, mucho más si de lo que se trata es de incluir variables a nivel de industria o país que aporten elementos para una mejor comprensión de la forma de la relación. Segundo, la participación del comercio internacional en el producto interno bruto es relativamente baja (Mc Kinsey, 2018) y está en un nivel inferior al promedio de países con ingresos similares y al de los países latinoamericanos aun cuando cuenta con entrada preferencial a mercados que representan el 60% del PIB mundial aproximadamente (Departamento Nacional de Planeación, 2019). Tercero, las disparidades territoriales son enormes, sin importar el indicador de desarrollo elegido, Colombia cuenta con departamentos y municipios al nivel de los países más pobres del mundo, como también al nivel de los más ricos (Consejo Privado de Competitividad [CPC], 2019). Por último, el país cuenta con bajas capacidades estatales para solucionar problemas como la corrupción y con instituciones precarias (CPC, 2018).