En el mundo globalizado de hoy, el español se ha ido posicionando como una de las lenguas de mayor uso y con mayor número de aprendices. Su fuerza se debe, básicamente, a tres factores: primero, demográficamente es la cuarta lengua más hablada, después del chino, el inglés y el hindi, aunque ya algunos la sitúan en el tercer lugar debido a que existen alrededor de 500 millones de hispanohablantes en el mundo. Segundo, el patrimonio cultural del español es inmenso y su legado universal, que se remonta siglos atrás, abarca todas las áreas del saber, desde las artes hasta las ciencias básicas y sociales. El último factor, y el más importante para efectos de este proyecto como se verá más adelante, tiene que ver con la funcionalidad del español como lengua de comunicación internacional, lo que se convierte en una ventaja competitiva de los futuros profesionales globales que lo estudien.
Una evidencia de la expansión del español en el mundo es la evolución acelerada que ha tenido el Instituto Cervantes en los últimos 15 años, cuyas sedes están presentes hoy en 60 ciudades de 40 países, más de 80 instituciones privadas pertenecen a la Red de Centros Asociados y Acreditados y el número de centros de examen de los Diplomas de Español como Lengua Extranjera (DELE), distribuidos por todo el mundo, supera la cifra de 350. De acuerdo con un estudio realizado por este Instituto en 86 países, 14 millones de personas estudian español como lengua extranjera (ELE). La mayor demanda se encuentra en Norteamérica, con más de 7 millones de aprendices y Europa, con más de 3 millones de estudiantes. También en África, Oriente Medio, Asia y el Pacífico Sur el número va en aumento. Aún más, se destaca el hecho de que el parlamento de Brasil haya aprobado recientemente una ley que introduce la generalización de la oferta de la enseñanza del español en los colegios públicos. Esta medida supone que entre 10 y 12 millones de jóvenes brasileños que en la actualidad aprenden nuestro idioma como materia electiva, lo podrán hacer en un futuro como materia obligatoria si esta medida es aprobada. Otros países como Grecia y Turquía, han tomado recientemente la misma decisión de dar presencia a nuestra lengua en la etapa secundaria. En Estados Unidos, la comunidad hispanohablante ya supone casi la misma población de nuestro país, unos 40 millones de personas . Estos hechos demuestran la fuerza, la demanda, el presente y el futuro promisorio de este idioma en el mundo.
En cuanto a la situación colombiana, según un informe del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, la llegada de visitantes extranjeros a la capital se ha venido incrementando últimamente. Durante los años 2007 y 2008, Bogotá fue la ciudad de Colombia más visitada por los extranjeros. De las 561.624 personas de otras nacionalidades que llegaron al país, 292.900 se quedaron en la capital y de éstas, aproximadamente el 45% viene por razones de negocios y el 40% por placer .
Con base en estas estadísticas, se puede inferir que entre estos visitantes muchos desean aprender español, ya sea porque su trabajo o relaciones comerciales están en Colombia, o porque tienen la idea de que hacer turismo y conocer un lugar se hace mejor si se aprende y practica el idioma en su contexto natural.
Los mismos hechos develan, entre otras, dos necesidades apremiantes respecto a la enseñanza del ELE tanto en Colombia como en el mundo. La primera es la identificación y la orientación hacia un mercado potencial en expansión y, la segunda, la necesidad de que los centros de enseñanza desarrollen exámenes y pruebas de evaluación y de certificación de ELE.
Respecto a la primera necesidad, la identificación de un mercado en crecimiento, se puede destacar el hecho de que el número de estudiantes de español se ha incrementado significativamente en países como Argentina, donde se reporta un aumento porcentual de casi 50 puntos en el número de estudiantes de primer año 2007 respecto al 2006, hecho comentado en el artículo titulado “El español atrae estudiantes y negocios” de Raquel San Martín . En el caso de Colombia, se ha consolidado una oferta amplia que involucra a más de una decena de universidades y la vinculación de 30 universidades colombianas como miembros fundadores del Sistema Internacional de Certificación de Español como Lengua Extranjera, SICELE, hechos que son clara muestra del interés y relevancia que se le atribuye al ELE en el medio académico nacional.
En cuanto a la segunda necesidad, a nivel de Latinoamérica, México y Argentina han estado a la vanguardia de la enseñanza de ELE, lo que permite afirmar que esta actividad ha cobrado gran importancia en los países latinoamericanos y que es en las universidades en donde se ha concentrado principalmente esta tarea. La difusión de aspectos inherentes a la lengua como la cultura, el uso, la funcionalidad, las diferencias léxicas y fonéticas, son aspectos en los que se ha venido trabajando.
Sin embargo, existe un área que no se ha desarrollado tanto como la enseñanza de ELE, la evaluación y certificación del dominio de la lengua. Aparte del Instituto Cervantes, que tiene una batería de exámenes de diferente nivel conocidos mundialmente como DELE, Diplomas de español como lengua extranjera, tan sólo unos pocos países, en especial algunas universidades latinoamericanas, han construido sus propios exámenes y pruebas, con niveles de trascendencia mundial.
Lo anteriormente expuesto provee las bases para justificar el diseño de un examen internacional de ELE, diseño que se constituye en el objetivo general del presente proyecto. La construcción de dicho examen de ELE de las dimensiones que se plantean en este proyecto es importantísima. En el nivel nacional, permitiría trazar y direccionar un camino poco transitado en lo que respecta a la evaluación de lenguas extranjeras en general y de español como lengua extranjera en particular; y, a su vez, ofrecer a la comunidad académica un examen diseñado con las características y estándares internacionales vigentes que, por tanto, se espera sea válido y confiable. En el nivel internacional, además de lo anteriormente anotado, posicionaría al país en el campo de la evaluación, específicamente del diseño de exámenes de español como lengua extranjera.
La pregunta que genera esta situación y que se convierte en el reto que este grupo se plantea es ¿Qué examen de dominio de español como lengua extranjera, ELE, se debe construir, que responda a las exigencias actuales de comunicación y cumpla con los estándares internacionales en evaluación?