Caracterización de los factores sociales que afectan las interacciones sociales y el manejo del conflicto en niños de pre-escolar

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La sociedad colombiana ha estado inmersa en un conflicto armado interno durante
la mayor parte del siglo pasado y lo que va del presente, con generaciones enteras que
nunca conocieron la paz. Como resultado de este conflicto, durante el período
comprendido entre 1985 y diciembre de 2016, se han reportado aproximadamente
268.000 víctimas de homicidio, la mayoría civiles (Amnistia Internacional 2016/2017), con
un promedio de 12.762 victimas por año.
o. Cuando se analizan los casos de homicidios no vinculados al conflicto se tiene una cifra cercana a la anterior: durante el 2015 se cometieron 11.585 homicidios en Colombia, de los cuales aquellos asociados a violencia interpersonal, incluyendo riñas y ajuste de cuentas, fueron los más frecuentes (46,96%), siendo los hombres las principales víctimas (91.62%) con 4.468 casos de homicidios de varones entre 18 y 28 años de edad. En cuanto al agresor, las cifras señalan que en el 69,43% de los casos fue desconocido, mientras que en el 8,65% fue conocido (Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2015). Sin embargo, a nivel mundial los varones jóvenes son tanto las principales victimas como los principales perpetradores de homicidios (Informe mundial sobre la violencia y la salud, 2002). Estas cifras muestran que en Colombia hay una tendencia a dar solución a las conflictos interpersonales a través de la vía de la violencia, siendo éste tipo de conflicto la principal causa de muerte violenta, principalmente entre hombres jovenes. Es decir, el manejo inadecuado de conflictos interpersonales parece estar detrás de una parte significativa de muertes violentas ocurridas en el país. Las tendencias observadas para la población colombiana en cuanto al porcentaje de homicidios, sexo de la víctima y rango de edad, son bastante similares a las estimaciones hechas para la población mundial por la Organización Mundial de la Salud (Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2015).

El término conflicto, sin embargo, es un término amplio que en la literatura científica se emplea para sugerir un estado de desacuerdo o de oposición entre dos individuos (Shantz, 1987) y que no necesariamente involucra agresión o violencia física.No obstante, el manejo inadecuado del conflicto si podría conducir a una escalada en la agresión entre dos individuos, como lo sugieren los datos de Medicina Legal. Algunos investigadores (Hartup et al., 1988; Shantz, 1987) han descrito el conflicto como una secuencia interactiva de tres fases: 1) A influencia a B con una acción o verbalización, 2) B resiste esta influencia, 3) A intenta influenciar a B, de nuevo. No es hasta este tercer paso que la oposición llega a ser mutua.

Los diversos tipos de conflicto así como de violencia interpersonal tienen en común algunos factores como las características biológicas, psicológicas y de comportamiento de los individuos. Un meta-análisis llevado a cabo para determinar la manera en que el conflicto es manejado por individuos de diferentes edades mostró que en niños es más común la coerción como estrategia para el manejo del conflicto, mientras que en adolescentes y jovenes adultos la estrategia predominante es la negociación (Laursen et al., 2001). Estos resultados sugieren que cambios endocrinos y cognitivos durante el desarrollo pueden estar mediando en la estrategia de manejo del conflicto observada para individuos de diferentes edades (Avila et al., 2014).

Adicionalmente, se ha sugerido que las estrategias de manejo de conflicto que emplean los niños tienen como función principal el mantenimiento de vinculos sociales y el estatus, así como facilitar la integración a un grupo (Verbeek et al., 2000). Los resultados del meta-análisis de Laursen et al. (2001) son coherentes con esta idea y muestran que la estrategia predominante para la resolución del conflicto también variasegún el tipo de relación social existente entre los individuos involucrados, siendo la negociación más frecuente entre amigos que entre conocidos. No obstante, parece haber un efecto del método empleado para la recolección de los datos, ya que la negociación suele ser la estrategia más frecuente cuando los datos son obtenidos a través de encuestas, mientras que la coerción es la estrategia predominante cuando se hace observación directa en escenarios naturales (Laursen et al., 2001). Este último hallazgo señala por una parte, la importancia de hacer más estudios comparativos (por ejemplo, en diferentes escenarios, condiciones, usando diferentes técnicas de recolección de datos)que permitan identificar los factores y variables que más influencia ejercen en el conflicto, así como en la manera en que este se resuelve; y por otra parte, también señala la necesidad de abordar el estudio del conflicto desde una perspectiva descriptiva que permita caracterizar e identificar factores en común a los diferentes contextos y estrategias metodológicas.

 Finalmente, se ha encontrado correlación entre las estrategias de manejo de conflicto de niños con sus hermanos, con sus padres y con otros niños fuera del hogar(Patterson, 1982). Por ejemplo, aquellos niños que usan estrategias coercitivas con sus hermanos también suelen usarlas con sus padres, pero además exhiben conductas antisociales en las interacciones con otros niños, fuera de casa (Patterson, 1982). Estos resultados respaldan la idea de que experiencias tempranas de violencia, en este caso a través del uso de coerción como estrategia para solucionar conflictos, incrementan la probabilidad de comportamientos agresivos y antisociales cuando son adultos (Informe mundial sobre la violencia y la salud, 2002). Por tanto, una probable consecuencia del manejo inadecuado de los conflictos interpersonales ha sido la generalización de patrones de comportamiento violentos a diversos contextos y escenarios de la vida cotidiana, dentro de los cuales se encuentra el contexto escolar. 

A nivel mundial y nacional existe un reconocimiento de la presencia del fenómeno de violencia escolar. No obstante, especialmente para el caso colombiano, no ha existido claridad ni consenso con respecto a cual debe ser la manera de abordar el problema, encontrando así propuestas que abarcan un amplio rango de posturas teoricas, metodológicas y disciplinares (Durango et al., 2014; Ortiz, 2014; Porras & Valencia, 2015), que en algunos casos parece reflejar un esfuerzo aislado y fragmentado por parte de los investigadores más que un interes por unificar conceptos y estrategias que ayuden en la comprensión de los factores protectores de la violencia escolar y que mejoren la convivencia en el aula. Adicionalmente, estudios que exploren sobre esta problemática son escasos a nivel nacional, teniendo como antecedente principal la encuesta sobre Convivencia escolar realizada en Bogotá en 2013 (Avila et al., 2014) a 120.000 estudiantes tanto de colegios públicos como privados, de los grados 6º a 11º y que es continuación de un estudio iniciado en 2006. Los resultados de este estudio muestran una situación preocupante: uno de cada tres niños ha sido víctima de maltrato emocional durante la última semana (colegios privados: 36%; colegios públicos: 38%) así como de maltrato físico en el último mes (colegios privados: 31%; colegios públicos: 31%). Teniendo en cuenta que en la ciudad de Bucaramanga aún no se ha realizado un estudio de la misma magnitud que el llevado a cabo en Bogotá (2013), pero considerando que algunos indicadores de violencia son similares (tasa de homicidios de varones por cada 100.000 habitantes: Bucaramanga: 29,56; Bogotá: 32,86; Tasa total: Bucaramanga: 17,43; Bogotá: 17,40), es sensato suponer que podría existir una tendencia similar en cuanto a violencia escolar. Esta tendencia fue confirmada por un estudio realizado por la Universidad Industrial de Santander con instituciones educativas públicas en la ciudad de Bucaramanga, con una muestra de 1776 estudiantes (población: 48.242) de los grados 4º a 11º (Beltran et al., 2016).

No obstante, los resultados de este estudio muestran un porcentaje de maltrato (físico y emocional) aún mayor que el encontrado en Bogotá, siendo las mujeres (54,8%) más agredidas que los hombres (45,2%) (Beltran et al., 2016).La diferencia en porcentaje de violencia escolar entre Bogotá y Bucaramanga puede ser resultado de diferencias en cuanto al período de tiempo considerado para la aparición de eventos de maltrato. En el caso de la encuesta de Bogotá sólo se tuvo en cuenta la última semana (maltrato emocional) y el último mes (maltrato físico), mientras que en el estudio de Bucaramanga se pregunto por la aparición de maltrato al menos una vez a la semana, durante los tres meses previos a la recolección de la información. A pesar de estas diferencias metodológicas, los hallazgos del estudio realizado en Bucaramanga señalan una situación igualmente preocupante que la encontrada en Bogotá.

Una conclusión importante de la primera encuesta realizada en 2006 en Bogotá, que debería ser válida para los resultados de Bucaramanga, es que antes de diseñar estrategias de intervención para modificar todos los contextos en los que el niño puede estar expuesto a actos violentos, es más viable que la escuela identifique y desarrolle factores protectores que contribuyan a mitigar los efectos de los niveles de violencia no sólo en el contexto escolar sino también en el barrio y el hogar (Avila et al., 2014). Sin embargo, esta sugerencia poco se ha tenido en cuenta y la mayoría de estudios se ha enfocado en desarrollar propuestas de intervención que tienen como finalidad reducir o eliminar el conflicto escolar (Valencia & Zapata, 2007; Riaño, 2013;). La mayoría de propuestas parten del supuesto de que el conflicto escolar es un fenómeno o situación irreparable a la que se atribuye una connotación negativa, y por tal razón la tendencia a considerar que debería eliminarse del ámbito escolar. Sin embargo, “los conflictos interpersonales no siempre surgen por una infracción de norma, sino de la propia relación entre dos o más actores educativos. Por tanto, en estos casos no es preciso sancionar o castigar, más bien generar otra condición para llegar a una aclaración del conflicto y su posterior resolución” (Salamanca et al., 2016, pp 17, Guía para la implementación de la cátedra de la paz). Es decir, los conflictos deben ser entendidos como un aspecto inherente a las relaciones sociales y la forma en que se manejen es lo que va a conducir a una solución adecuada y beneficiosa para las partes involucradas o a un incremento en el conflicto y la violencia escolar.

El Gobierno Nacional teniendo presente el contexto de posconflicto que actualmente vive el país, a través de la Ley Cátedra de la Paz (Ley 1732; Decreto 1038 de 2015 por el cual se reglamenta la Cátedra de la Paz) ha establecido un espacio en donde se busca generar ambientes más pacíficos desde las aulas de Colombia, facilitando aprendizajes en tres componentes, uno de los cuales es denominado Cultura de la paz que incluye la resolución de conflictos. En un documento desarrollado por investigadores de la Universidad Javeriana se señalan algunos lineamientos para la implementación de la Catedra de la paz que buscan que el alumno desarrolle una serie de competencias que le sirvan para poder convivir en sociedad. Una de estas competencias es la de integración social que junto con otras competencias generales los alumnos van a aplicar en su vida diaria para resolver conflictos. Este interés por parte del Gobierno Nacional muestra la preocupación que existe desde diferentes estamentos de la sociedad por comprender y fomentar estrategias de resolución de conflictos que sean funcionales y que contribuyan a una reducción en los niveles de violencia.

En conclusión, existe evidencia que sugiere que los niños exhiben diferentes estrategias para solucionar sus conflictos dependiendo de la edad así como del otro individuo con el cual se entra en conflicto. Por ejemplo, aquellos niños que han crecido en familias en las cuales los adultos actuan violentamente unos contra otros, tienen mayor probabilidad de ser víctimas de violencia y maltrato y a su vez, tienen mayor probabilidad de adoptar comportamientos agresivos hacia otros una vez sean adultos (Informe mundial  sobre la violencia y la salud, 2002).

. Dado que estos factores de la primera infancia parecen ser comunes a la mayor parte de los tipos de violencia interpersonal (Informe mundial sobre la violencia y la salud, 2002), un estudio descriptivo del conflicto entre niños en contextos escolares debería ofrecer oportunidades para una mejor comprensión delfenómeno de violencia escolar, para posteriormente poder contribuir con estrategias de prevención que puedan beneficiar a amplios sectores de la sociedad.

El problema de la presente investigación: ¿Cuáles son los factores que afectan las interacciones sociales, incluyendo la aparición del conflicto y su resolución, en niños depre-escolar de la Institución Educativa Colegio Campo Hermoso, de la ciudad de Bucaramanga, durante el segundo semestre del año 2019?.

Justificación
La violencia escolar es un fenómeno complejo, multicausal, que parece ir en aumento especialmente en centros urbanos, donde las tasas de homicidios por violencia interpersonal tienden a ser más altas que en áreas rurales. Dado que Bucaramanga se encuentra dentro de las 10 capitales colombianas con mayor población y Floridablanca dentro de los 30 municipios (incluyendo ciudades capitales) con mayor población (proyecciones del DANE para el 2017), se hace necesario generar investigación en relación al tema de violencia escolar que permita identificar sus características básicas y factores asociados, en la ciudad de Bucaramanga.

Los conflictos interpersonales son frecuentes en niños en edad escolar en muchos lugares del mundo, con consecuencias más graves de violencia cuando no son manejados adecuadamente. Dado que las pautas de comportamiento, incluyendo la violencia y el tipo de interacción que se mantiene con otros cambia a través del ciclo vital, el identificar las condiciones en que se presenta el conflicto, el nivel de desarrollo (biológico y cognitivo) de los niños involucrados, así como el tipo de relación social que estos mantienen puede ayudar a diseñar estrategias de manejo orientadas a la población más vulnerable (Informe sobre la violencia y la salud, 2002). Varios estudios han encontrado que las estrategias de manejo de conflicto por parte de niños con sus hermanos, es un buen predictor de la estrategia de resolución de conflicto que emplearán con sus padres y con otros niños fuera del hogar (Patterson, 1982). Adicionalmente, otros estudios han mostrado que la violencia durante la niñez es un buen predictor de comportamiento violento durante la adolescencia así como durante los primeros años de la edad adulta (Pulkkinen, 1987; Stattin & Magnusson, 1989). En conjunto, estos resultados sugieren que los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo de comportamientos que posibiliten un adecuado manejo de los conflictos interpersonales y que pueda así extenderse hasta la edad adulta, facilitando la convivencia en sociedad.

El problema de la violencia y el conflicto escolar si bien ha estado presente de tiempo atrás, sólo recientemente se ha empezado a hacer cada vez más visible en nuestro país, probablemente como consecuencia de algunos casos de bullying que han desencadenado en suicidios y que han sido ampliamente divulgados a través de los medios de comunicación. A pesar del interés mediatico que han suscitado estos casos, el estado de conocimiento que existe sobre los factores asociados al problema de violencia escolar sigue siendo escaso, por lo cual se sugiere la realización de un estudio descriptivo que permita examinar más detalladamente el patrón de interacciones previo al conflicto, durante y posterior al mismo, para así identificar tanto factores de riesgo como factores protectores de la violencia y el conflicto escolar. Adicionalmente, es necesario contemplar lo establecido en la Ley Cátedra de la Paz sobre desarrollo de competencias que faciliten el manejo y la resolución de conflictos. Sin embargo, esto solo será posible si logramos tener claridad sobre los factores (biológicos, cognitivos, sociales) asociados al fenómeno del maltrato, la violencia y el conflicto escolar, especialmente durante los primeros años del ciclo escolar.

Teniendo en cuenta que el presente estudio busca caracterizar las interacciones sociales entre niños y el fenómeno de violencia escolar para así identificar algunos de los factores y variables asociadas a su aparición, deberá servir también como punto de partida para el diseño de estrategias pedagógicas (que incluyan tanto a estudiantes, como a docentes) en el contexto escolar y que contribuirán al desarrollo de habilidades para el manejo de conflictos.

General Objective

Describir los factores que afectan las interacciones sociales y la aparición del
conflicto, así como las estrategias de resolución de conflictos que están presenten en
niños de pre-escolar de la I.E. Colegio Campo Hermoso, de la ciudad de Bucaramanga,
durante el segundo semestre de 2019.

Specific Objectives

1. Identificar el tipo de interacciones sociales (por ejemplo, amistosas o agonísticas)
que se presentan entre los niños, durante el período de descanso.
2. Determinar si variables como edad, sexo, tiempo en el colegio, afectan el patrón
de interacciones sociales entre los niños así como el conflicto y las estrategias
post-conflicto, durante el período de descanso.
3. Clasificar a los niños en función del estatus de amistad (por ejemplo, amigos o
conocidos), a partir de la observación directa de sus interacciones sociales, durante
el período de descanso.
4. Determinar si el patrón de interacciones sociales entre niños afecta la aparición de
conflicto entre ellos, durante el período de descanso.
5. Determinar si el patrón de interacciones sociales entre niños afecta tanto la frecuencia como el tipo de estrategias post-conflicto empleadas por ellos, durante los períodos de descanso.
StatusFinished
Effective start/end date1/08/1930/09/21

UN Sustainable Development Goals

In 2015, UN member states agreed to 17 global Sustainable Development Goals (SDGs) to end poverty, protect the planet and ensure prosperity for all. This project contributes towards the following SDG(s):

  • SDG 4 - Quality Education

Research Areas UNAB

  • Procesos psicológicos básicos y superiores

Status

  • Closing

Socioeconomic Objective

  • Health