Project Details
Description
El acuerdo de paz con las FARC-EP comprendió 6 puntos clave para la terminación del conflicto en el país: 1. Reforma rural integral: Transformación en el campo, 2. Participación política: apertura democrática para construir la paz, 3. Fin del Conflicto, 4. Solución al Problema de las Drogas Ilícitas, 5. Acuerdo sobre las Víctimas del Conflicto, 6. Implementación, Verificación y Refrendación. Este acuerdo, si bien se llevó a cabo con la guerrilla más antigua del país, generó un contexto en el que se pretendía la construcción de una sociedad en paz y se desarrollarían una serie de acciones por parte del Estado, de la sociedad civil y de los excombatientes de esa guerrilla para conseguir el cese del conflicto armado en Colombia.
Según información consolidada por la Fundación Ideas para la paz, a pesar de que el acuerdo de paz terminó con la violencia organizada generada por el enfrentamiento contra las FARC-EP (FIP, 2020), dicha violencia organizada en el país continúa y se ha acentuado en los últimos años tras la aparición de nuevos actores armados y nuevas dinámicas del conflicto focalizadas de manera diferencial en distintos territorios (PARES, 2020). La violencia organizada se asocia a acciones por parte de grupos armados que generan afectaciones a civiles (Salamanca, 2005). En este sentido, tras la firma del acuerdo de paz, el aumento de las acciones de los grupos armados en el cuarto año de la firma del acuerdo de paz ha aumentado en un 65% frente a las acciones presentadas en el año inmediatamente anterior a la firma del acuerdo de paz. Antes del cese al fuego de las FARC, el 78% de las acciones armadas eran su responsabilidad (FIP, 2020). Para el cuarto deño después de la firma del acuerdo el 38% de las acciones fueron realizadas por el ELN y otro 34% por las disidencias (Grasa, 2020).
A partir de allí, es posible hablar de una prolongación del conflicto, el cual ha mutado en sus dinámicas, pero que sostiene formas de violencia organizada (Ahumada, 2020). Los combates de la Fuerza Pública contra los grupos armados casi se triplicaron y los enfrentamientos entre estos se han multiplicado por seis luego de la firma del acuerdo de paz. Los combates entre la fuerza pública se dan de manera significativa en un 30% con el ELN, en un 28% con el Clan del Golfo y con los Caparros y en un 18% con las disidencias de las FARC. Además de ello, se presentan combates en ciertos sectores del país entre grupos armados, principalmente en un 23% entre el ELN y el Clan del Golfo y en un 14% entre las disidencias de las FARC (FIP, 2020).
Así mismo, se observa: 1) una mayor descentralización y fragmentación de los grupos armados ilegales; 2) se pasó de una guerra de ‘orden nacional’ a múltiples conflictos en lo local; 3) mayor influencia binacional del ELN y de grupos armados colombianos en Venezuela; 4) importantes disputas por el poder local con interés en economías ilícitas sin un soporte ideológico; 3) altos niveles de desconfianza en la Fuerza Pública e intentos de legitimidad fallida por parte del Estado y; 3)menor capacidad de los líderes y las comunidades para lograr des escalar la violencia (Hernandez, 2020; International Crisis Group, 2017; FIP 2020).
En este contexto nacional, en el Departamento de Santander el conflicto se ha presentado de manera particular tras la firma del acuerdo de paz con las FARC en el 2016. Si bien el análisis nacional de la forma como se presenta el conflicto en el país es alarmante ya que su escalada es ascendente, Santander es una región en la que parecería que se han superado formas de violencia organizada. Según datos de la Jurisdicción Especial para la Paz, el comportamiento de las condiciones de violencia relacionadas con el conflicto armado en Santander ha tenido una caracterización positiva frente a las expectativas que se generaron a partir de la firma del acuerdo de paz con las FRAC-EP. Sólo entre el año 2020 y lo que va corrido del 2021 el departamento registra 21 casos de afectación a civiles en situaciones relacionadas con el conflicto armado. Se registran 12 amenazas, 5 homicidios selectivos, 4 tentativas de homicidio, 1 secuestro y 1 desplazamiento forzado. Además de ello, no presenta enfrentamientos entre grupos armados y fuerzas de militares del Estado, como los que se han presentado en el Cauca, que en lo corrido del 2020 y 2021 registra 52 eventos, o en Norte de Santander, que hasta ahora registra 44 enfrentamientos (UIA - JEP, 2021).
La ausencia de enfrentamientos entre grupos armados y fuerzas militares y la baja intensidad de situaciones de conflicto en relación con otros territorios del país podría llevar a pensar que Santander ha superado el conflicto armado (Guerrero, 2017). Sin embargo, los relatos que ha obtenido el equipo territorial de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) dan cuenta de diferentes formas de reconfiguración de la violencia, lo que contrasta con el discurso oficial. El acercamiento a los actores territoriales puede brindar un panorama más cercano a las diferentes formas de conflicto que se presentan en el departamento. A partir de los testimonios de los actores se puede contrastar la información oficial y denunciar que una cosa es la postura oficial respecto al conflicto armado en la región y otra completamente distinta la realidad que se evidencia en los discursos de las víctimas, los excombatientes y las organizaciones de la sociedad civil que defienden causas relacionadas con la construcción de paz, la sustitución de cultivos ilícitos, medioambiente, restitución de tierras y defensa de derechos humanos. Desde allí se puede evidenciar que las distintas dinámicas del conflicto que se han generado en varios territorios del país tras la firma del acuerdo de paz, se reproducen en Santander. Esta situación es fundamental atenderla para fortalecer aspectos necesarios que permitan evitar una escalada del mismo.
Estas formas de conflicto, que se pueden evidenciar desde la voz de las víctimas, las OSC y los excombatientes, permite identificar las expresiones de violencia organizada que se asocian a ellas. Las violencias organizadas que se perpetran por grupos armados organizados se convierten en las formas de conflicto armado que responden a las nuevas dinámicas tras la firma del acuerdo de paz, lo que sostiene la prolongación del conflicto con dinámicas particulares en cada región. El acercamiento a los actores sociales, institucionales, las víctimas, las organizaciones de la sociedad civil, los excombatientes, permitirá la reconstrucción de un relato que de cuenta de expresiones de violencia organizada asociadas al conflicto prolongado que se presentan en la región.
En este orden de ideas, este proyecto de investigación busca contribuir a la discusión sobre ¿Cuáles son las condiciones de violencia organizada asociadas a situaciones de conflicto que se presentan en el departamento de Santander tras la firma del acuerdo de paz con las FARC-EP?
El desarrollo de esta investigación permite ver la manera como las dinámicas en las que se generan nuevas formas de conflicto en el país operan en el departamento, a la luz de aquellos actores que viven dichas situaciones. Esto es fundamental para impulsar las diferentes formas de construcción de paz.
Según información consolidada por la Fundación Ideas para la paz, a pesar de que el acuerdo de paz terminó con la violencia organizada generada por el enfrentamiento contra las FARC-EP (FIP, 2020), dicha violencia organizada en el país continúa y se ha acentuado en los últimos años tras la aparición de nuevos actores armados y nuevas dinámicas del conflicto focalizadas de manera diferencial en distintos territorios (PARES, 2020). La violencia organizada se asocia a acciones por parte de grupos armados que generan afectaciones a civiles (Salamanca, 2005). En este sentido, tras la firma del acuerdo de paz, el aumento de las acciones de los grupos armados en el cuarto año de la firma del acuerdo de paz ha aumentado en un 65% frente a las acciones presentadas en el año inmediatamente anterior a la firma del acuerdo de paz. Antes del cese al fuego de las FARC, el 78% de las acciones armadas eran su responsabilidad (FIP, 2020). Para el cuarto deño después de la firma del acuerdo el 38% de las acciones fueron realizadas por el ELN y otro 34% por las disidencias (Grasa, 2020).
A partir de allí, es posible hablar de una prolongación del conflicto, el cual ha mutado en sus dinámicas, pero que sostiene formas de violencia organizada (Ahumada, 2020). Los combates de la Fuerza Pública contra los grupos armados casi se triplicaron y los enfrentamientos entre estos se han multiplicado por seis luego de la firma del acuerdo de paz. Los combates entre la fuerza pública se dan de manera significativa en un 30% con el ELN, en un 28% con el Clan del Golfo y con los Caparros y en un 18% con las disidencias de las FARC. Además de ello, se presentan combates en ciertos sectores del país entre grupos armados, principalmente en un 23% entre el ELN y el Clan del Golfo y en un 14% entre las disidencias de las FARC (FIP, 2020).
Así mismo, se observa: 1) una mayor descentralización y fragmentación de los grupos armados ilegales; 2) se pasó de una guerra de ‘orden nacional’ a múltiples conflictos en lo local; 3) mayor influencia binacional del ELN y de grupos armados colombianos en Venezuela; 4) importantes disputas por el poder local con interés en economías ilícitas sin un soporte ideológico; 3) altos niveles de desconfianza en la Fuerza Pública e intentos de legitimidad fallida por parte del Estado y; 3)menor capacidad de los líderes y las comunidades para lograr des escalar la violencia (Hernandez, 2020; International Crisis Group, 2017; FIP 2020).
En este contexto nacional, en el Departamento de Santander el conflicto se ha presentado de manera particular tras la firma del acuerdo de paz con las FARC en el 2016. Si bien el análisis nacional de la forma como se presenta el conflicto en el país es alarmante ya que su escalada es ascendente, Santander es una región en la que parecería que se han superado formas de violencia organizada. Según datos de la Jurisdicción Especial para la Paz, el comportamiento de las condiciones de violencia relacionadas con el conflicto armado en Santander ha tenido una caracterización positiva frente a las expectativas que se generaron a partir de la firma del acuerdo de paz con las FRAC-EP. Sólo entre el año 2020 y lo que va corrido del 2021 el departamento registra 21 casos de afectación a civiles en situaciones relacionadas con el conflicto armado. Se registran 12 amenazas, 5 homicidios selectivos, 4 tentativas de homicidio, 1 secuestro y 1 desplazamiento forzado. Además de ello, no presenta enfrentamientos entre grupos armados y fuerzas de militares del Estado, como los que se han presentado en el Cauca, que en lo corrido del 2020 y 2021 registra 52 eventos, o en Norte de Santander, que hasta ahora registra 44 enfrentamientos (UIA - JEP, 2021).
La ausencia de enfrentamientos entre grupos armados y fuerzas militares y la baja intensidad de situaciones de conflicto en relación con otros territorios del país podría llevar a pensar que Santander ha superado el conflicto armado (Guerrero, 2017). Sin embargo, los relatos que ha obtenido el equipo territorial de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) dan cuenta de diferentes formas de reconfiguración de la violencia, lo que contrasta con el discurso oficial. El acercamiento a los actores territoriales puede brindar un panorama más cercano a las diferentes formas de conflicto que se presentan en el departamento. A partir de los testimonios de los actores se puede contrastar la información oficial y denunciar que una cosa es la postura oficial respecto al conflicto armado en la región y otra completamente distinta la realidad que se evidencia en los discursos de las víctimas, los excombatientes y las organizaciones de la sociedad civil que defienden causas relacionadas con la construcción de paz, la sustitución de cultivos ilícitos, medioambiente, restitución de tierras y defensa de derechos humanos. Desde allí se puede evidenciar que las distintas dinámicas del conflicto que se han generado en varios territorios del país tras la firma del acuerdo de paz, se reproducen en Santander. Esta situación es fundamental atenderla para fortalecer aspectos necesarios que permitan evitar una escalada del mismo.
Estas formas de conflicto, que se pueden evidenciar desde la voz de las víctimas, las OSC y los excombatientes, permite identificar las expresiones de violencia organizada que se asocian a ellas. Las violencias organizadas que se perpetran por grupos armados organizados se convierten en las formas de conflicto armado que responden a las nuevas dinámicas tras la firma del acuerdo de paz, lo que sostiene la prolongación del conflicto con dinámicas particulares en cada región. El acercamiento a los actores sociales, institucionales, las víctimas, las organizaciones de la sociedad civil, los excombatientes, permitirá la reconstrucción de un relato que de cuenta de expresiones de violencia organizada asociadas al conflicto prolongado que se presentan en la región.
En este orden de ideas, este proyecto de investigación busca contribuir a la discusión sobre ¿Cuáles son las condiciones de violencia organizada asociadas a situaciones de conflicto que se presentan en el departamento de Santander tras la firma del acuerdo de paz con las FARC-EP?
El desarrollo de esta investigación permite ver la manera como las dinámicas en las que se generan nuevas formas de conflicto en el país operan en el departamento, a la luz de aquellos actores que viven dichas situaciones. Esto es fundamental para impulsar las diferentes formas de construcción de paz.
Strategic Focus
1. Plan de Desarrollo de la UNAB
2. Plan de Desarrollo de Santander
3. Plan Nacional de Desarrollo
2. Plan de Desarrollo de Santander
3. Plan Nacional de Desarrollo
General Objective
Analizar las formas de violencia organizada asociadas al conflicto armado que se presentan en el departamento de Santander tras la firma del acuerdo de paz con las FARC-EP, contrastando la información oficial con los relatos de los actores a nivel territorial.
Specific Objectives
1. Reconstruir el relato de los actores institucionales, las víctimas, las organizaciones de la sociedad civil y los excombatientes, sobre las situaciones de conflicto que se presentan en Santander.
2. Contrastar la información oficial sobre las situaciones de conflicto en Santander con los relatos de los actores a nivel territorial.
3. Caracterizar la violencia político-electoral en el Departamento de Santander tras la firma del acuerdo de paz
4. Identificar la violencia organizada que alimenta el conflicto armado en Santander tras la firma del acuerdo de paz con las FARC-EP.
2. Contrastar la información oficial sobre las situaciones de conflicto en Santander con los relatos de los actores a nivel territorial.
3. Caracterizar la violencia político-electoral en el Departamento de Santander tras la firma del acuerdo de paz
4. Identificar la violencia organizada que alimenta el conflicto armado en Santander tras la firma del acuerdo de paz con las FARC-EP.
Status | Finished |
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Effective start/end date | 21/07/21 → 21/07/22 |
UN Sustainable Development Goals
In 2015, UN member states agreed to 17 global Sustainable Development Goals (SDGs) to end poverty, protect the planet and ensure prosperity for all. This project contributes towards the following SDG(s):
Status
- Finished
Socioeconomic Objective
- Political and social systems, structures and processes: