El exceso de peso (sobrepeso y obesidad) es uno de los principales problemas globales de salud
pública en el siglo XXI, dado su comportamiento pandémico y el enlace causal entre este y la
ocurrencia de enfermedades crónicas, cuya prevención y control constituyen una prioridad básica,
tal como se reconoce en los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos en el año 2015 [1-
4]. La obesidad motiva una gran preocupación porque puede anular muchos de los beneficios
sanitarios que han contribuido al aumento de la esperanza de vida [5].
Específicamente en lactantes, niños y adolescentes, las prevalencias de obesidad están
aumentando en el mundo entero [1,5,6,7]. Según el Informe de la Comisión para acabar con la
Obesidad Infantil, se estima que en el año 2014, 41 millones de niños menores de 5 años
presentaban sobrepeso u obesidad [5]. La distribución del exceso de peso infantil es claramente
desigual. En cifras absolutas, hay más niños con sobrepeso y obesidad en los países de bajos y
medianos ingresos que en los países de ingresos altos (48% y 25% de los niños menores de 5
años con sobrepeso en el 2014 vivía en Asia y África, respectivamente) [5]. En estos últimos, la
probabilidad de ocurrencia de estos eventos es más alta en los grupos socioeconómicos más
bajos [1,5].
Este comportamiento no suele ser el encontrado en la mayoría de los países de ingresos bajos y
medianos, pero la situación está cambiando, pues a medida que los países pasan por rápidas
transiciones socioeconómicas o nutricionales, se encuentran ante la denominada “doble carga
nutricional”, en la que coexisten una nutrición inadecuada y un aumento de peso excesivo [5], la
cual puede evidenciarse en tres niveles: individual, hogar y poblacional [8]. Esta doble carga
nutricional es actualmente evidenciada en los países latinoamericanos [9,10].
En Colombia, según datos de la Encuesta Nacional de Situación Nutricional 2015, en el grupo
etario de los 5 a los 12 años, la principal problemática es el exceso de peso, que aumentó 5,6
puntos porcentuales en comparación con los resultados del año 2010 (24,4% versus 18,8%,
respectivamente), mientras que el retraso en la talla disminuyó 1,7 puntos porcentuales, pasando
de 9,1% en 2010 a 7,4% en 2015. El exceso de peso es más alto en niños y niñas sin pertenencia
étnica alguna (25,4%) e índice de riqueza alto (35%) [11].
En relación con otros dos indicadores clave de la situación nutricional: actividad física y tiempo
excesivo frente a pantallas, en la ENSIN 2015 se encontró que el cumplimiento de
recomendaciones de actividad física es más alto en los niños (35,8% versus 26,0%), en población
escolar no urbana y en población con el índice de riqueza más bajo. Por su parte, el tiempo
excesivo frente a pantallas (aquel dedicado a actividades sedentarias como ver TV o jugar con
videojuegos) se presenta en gran parte de la población entre los 5 y 12 años, siendo más
frecuente en los niños y niñas de áreas urbanas (7 de cada 10 escolares de áreas urbanas frente
a 5 de cada 10 de zonas rurales) y en la población de mayores ingresos (8 de cada 10 menores).
Si bien, la ENSIN 2015 muestra que existe una relación directa entre posición socioeconómica y
exceso de peso, situación que fue documentada en la ENSIN 2010 y otros estudios [12], en la
población adulta del país, sí se ha advertido una relación directa entre pobreza y obesidad [13-
15]. Las desigualdades en el sobrepeso y la obesidad no ocurren por azar. Se originan en las
decisiones de las personas a través del curso de la vida, las cuales son moldeadas por sus
ambientes alimentarios y las condiciones en las que viven, trabajan y envejecen, es decir, los
determinantes sociales de la salud. Por lo tanto, el exceso de peso es un problema de equidad en
salud, las desigualdades entre los grupos de población son injustas y evitables y deben abordarse
[4,16,17].
Muchos niños y niñas crecen en entornos obesogénicos –entendidos como aquellos que
fomentan una ingesta calórica elevada y sedentarismo–, que favorecen su aumento de peso. Este
desequilibrio energético se debe tanto a los cambios en el tipo de alimentos y en su
disponibilidad, asequibilidad y comercialización, como al descenso en la actividad física, debido al
incremento del tiempo dedicado a actividades de juego sedentarias que generalmente implican
estar frente a pantallas [5].
El exceso de peso tiene consecuencias durante la niñez, la adolescencia y la adultez.
Fundamentalmente, el exceso de peso en los primeros años de vida es un predictor importante
del exceso de peso en la edad adulta [5,18]. Entre las consecuencias del exceso de peso a corto
plazo se encuentran los problemas óseos (deformidad en las piernas), alteraciones metabólicas,
disminución de la capacidad pulmonar, pubertad precoz, así como alteraciones conductuales y
emocionales, como la depresión, una socialización deficiente y la estigmatización [19,21].
La aparición temprana de las enfermedades no transmisibles limita el nivel educativo que puede
alcanzar una persona y sus resultados en el mercado laboral; también impone una gran carga
sobre los sistemas de salud, la familia, los empleadores y la sociedad en general. Por estas
razones se considera que la prevención de la obesidad en la niñez y la adolescencia redundará
en importantes beneficios económicos e intergeneracionales que en la actualidad no pueden
estimarse ni cuantificarse exactamente. La eliminación del exceso de peso también supone una
mejor salud materna y reproductiva y una menor exposición a factores obesogénicos en todos los
miembros de la población. Para combatir el exceso de peso en la infancia y la adolescencia es
necesario examinar el contexto ambiental y los tres periodos cruciales del curso de vida: la
pregestación y el embarazo; la lactancia y la primera infancia; y los años posteriores de la infancia
y la adolescencia. Asimismo, es importante tratar a los niños que ya tienen exceso de peso, por
su propio bienestar y por el de sus descendientes [5].
En este orden de ideas, esta investigación se enfoca en la prevención del sobrepeso y la
obesidad en los años posteriores a la primera infancia en dos ciudades capitales de Colombia
ubicadas en dos regiones del país: Barranquilla (región Atlántica) y Bucaramanga (región
Oriental). En estas ciudades, de acuerdo con los resultados de la ENSIN 2010 y algunas
investigaciones locales, presentan prevalencias altas de exceso de peso en niños entre los 5 y 17
años [11]. Específicamente en Santander, cuya capital es Bucaramanga, se ha documentado un
exceso de peso en el 27% de la población entre los 5 y 17 años de edad, superior al reportado en
la ENSIN 2010 para la región oriental [22].
Para esto, plantea la adaptación y posterior evaluación de una intervención multinivel cuya puerta
de entrada son las instituciones educativas. En consecuencia se plantea la siguiente pregunta de
investigación: ¿Cuál es la efectividad de una intervención multinivel para la prevención de la
incidencia de obesidad en niños y niñas escolares de 8 y 9 años de edad?
JUSTIFICACIÓN
El sobrepeso y la obesidad representan el sexto factor de riesgo para muertes en el mundo;
genera aproximadamente 3,4 millones de defunciones anuales, se asocia con el 44% de la carga
de la diabetes mellitus tipo 2, el 23% de las cardiopatías isquémicas y con algunos tipos de
cáncer. Desde esta perspectiva se ha observado que los indicadores de prevalencia del
sobrepeso en niños ha ido en aumento tanto en países en desarrollo como en los desarrollados,
ello resultado de los procesos de globalización y los estilos de vida industrializados que permean
este grupo etario, generando comportamientos sedentarios y patrones alimenticios inadecuados
lo cual lleva a prestar importancia a las condiciones multifactoriales que influyen en la aparición
del sobrepeso y la obesidad infantil, fomentados por un ambiente obesogénico construido por la
sociedad actual y considerado como un estereotipo de civilización que afrontan los países
latinoamericanos [23].
Con base en lo anterior, es posible indicar que el contexto escolar es idóneo para promover
hábitos de vida saludables y prevenir de esta manera la obesidad y sus enfermedades asociadas,
teniendo en cuenta el tiempo que los estudiantes permanecen en el plantel educativo. Son
muchas las discusiones alrededor de las intervenciones de esta situación de salud, dado que
algunos autores recomiendan la combinación de la actividad física con aspectos nutricionales y el
apoyo psicológico; mientras que otros optan por un trabajo integral centrado en las motivaciones y
el cambio de actitudes. No obstante, es preciso indicar que la evidencia científica reporta que el
ejercicio se ha convertido en un componente importante que genera beneficios sobre la pérdida
de peso al generarse cambios en la circulación, sistema nervioso, hormonal, el transporte de
substratos y la movilización de los lípidos [24].
De igual manera la alimentación es un proceso que se ve influenciado por aspectos de tipo
biológico, ambientales, sociales y culturales; se relaciona con las costumbres aprendizajes,
conductas con mayor preponderancia durante la infancia, lo cual repercutirá favorable o
desfavorablemente tanto en el desarrollo y crecimiento corporal, así como en los aspectos
biopsicosociales, lo cual requiere del modelaje para identificar patrones de conducta a seguir los
cuales replicará en el transcurso del ciclo de la vida, dado que el ambiente familiar influencia
significativamente el desarrollo de estos hábitos en los niños, sin dejar a un lado los factores
ambientales que tienen impacto en las conductas [25].
Es evidente que los programas y políticas
educativas son fundamentales para el logro de los objetivos que acompañan las intervenciones
en salud pública, especialmente en la edad escolar, de tal manera que es posible decir que la
escuela se convierte en un ambiente con gran potencial para desarrollar programas tendientes a
promover hábitos de vida saludables [26].
Este proyecto es pertinente con lo expuesto en el Plan Decenal de Salud Pública (PDSP) 2012-
2021de Colombia [27], en cuanto al conjunto de intervenciones sectoriales, transectoriales y
comunitarias que se deben adelantar para promover estilos de vida saludable en los espacios
cotidianos de las personas, familias y comunidades, lo cual incluye el ámbito escolar, que
permitan el bienestar y el disfrute de una vida sana en la diferentes etapas de la vida. Lo anterior,
se logra mediante intervenciones poblacionales, colectivas e individuales, que promuevan
entornos cotidianos para favorecer la salud y la prevención de condiciones crónicas prevalentes
como la obesidad y el sobrepeso en la población infantil; dichas intervenciones conjugan acciones
del sector salud a través de una coordinación transectorial y comunitarias, que oriente el acceso y
abordaje efectivo de las enfermedades no transmisibles, los factores de riesgo y el daño
acumulado para disminuir la carga de enfermedad evitable y discapacidad, de acuerdo al contexto
territorial.
De igual manera, el PDSP desde su dimensión Seguridad alimentaria y nutricional, busca que se
desarrollen acciones que garanticen el derecho a la alimentación sana con equidad para la
población colombiana en las diferentes etapas de la vida, mediante la reducción y prevención de
la malnutrición, el control de riesgos sanitarios y fitosanitarios de los alimentos. Para lo anterior se
organiza tres componentes, de los cuales dos de ellos dan orientan el desarrollo de esta
investigación: Disponibilidad y acceso a los alimentos el cual describe que mediante acciones se
contribuye a potenciar la oferta de alimentos teniendo en cuenta los requerimientos de la
población; consumo y aprovechamiento biológico: el cual propicia acciones que buscan fortalecer
en la población la selección adecuada de los alimentos y la práctica de hábitos alimentarios
saludables que le permitan mantener un estado de salud y nutrición adecuado.
Asimismo, es de resaltar que esta investigación busca generar un cambio en los comportamientos
de salud de los niños y las niñas promoviendo un impacto positivo en la reducción del sobrepeso
y la obesidad, al tiempo que favorece un desarrollo integral, mediante estrategias y recursos
apropiados en los que se integra la familia y el medio en que se desarrolla el escolar. Es decir, su
foco es la prevención de las Enfermedades No transmisibles y por lo tanto es coherente con
varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), dado que estos y sus indicadores forman
una red de acciones que se refuerzan mutuamente para lograr la sostenibilidad [28].
Particularmente se resaltan: el ODS 3 (Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos
a todas las edades), ya que aborda la salud en una edad clave del ciclo vital del ser humano
como es la niñez, promoviendo la adopción de hábitos personales saludables que persistan a lo
largo de la vida; el ODS 2 (Acabar con el hambre, lograr la seguridad alimentaria y una nutrición
mejorada y promover la agricultura sostenible) dado que se enfoca en la reducción del sobrepeso
y la obesidad, indicadores de malnutrición; el ODS 5 (Lograr la equidad de género y empoderar a
las mujeres y niñas), en tanto favorece la adopción temprana de actividad física en niños y niñas,
la cual ha sido ampliamente documentada como desigual, siendo el poder en la cotidianidad y el
placer claves para lograr una mayor práctica en las mujeres [29]; el ODS 1 (Fin de la pobreza),
dada su relación estrecha entre las enfermedades no transmisibles y la pobreza y la inequidad al
interior de los países y entre ellos.
Finalmente, como justificación de esta propuesta se destaca que son pocos los proyectos
cofinanciados por Colciencias que han contado con objetivos o población objeto similar. Los
proyectos: Impacto de una intervención pedagógica sobre el consumo de alimentos saludables y
práctica de actividad física, en una comunidad educativa, como Prevención primaria de factores
de riesgo de la enfermedad Cardiovascular (Conocimiento y Acción para Reducir la Dimensión de
la Enfermedad Cardiovascular en Colombia "CARDIECOL", ejecutado en Bogotá) y Prevención
del Cáncer de Colon (ECNT). Perspectiva educativa contra la obesidad, en alimentación, nutrición
y actividad física, en escolares de Antioquia y Quindío (PROGRAMA CONVOCATORIA 778-2017
– ECOSISTEMA CIENTÍFICO FOCO SALUD). Dado el avance de estos proyectos, aún no se
encuentran disponibles publicaciones sobre sus hallazgos.
Cabe resaltar que la presente investigación se realizará en dos contextos socioculturales
diferentes y cuenta con un enfoque multinivel, por lo que sus hallazgos sumarían a los de la
investigación ya financiada por Colciencias, permitiendo alcanzar mayor evidencia en relación a la
prevención del sobrepeso y la obesidad en el ámbito escolar.